Proponemos la construcción de un edificio manta. Un «colchón de ideas», un «mecanismo activo», un sistema abierto.
Proponemos construir ciudad dotando a Las Tablas de algo que no tiene: espacios compartidos.
Proponemos un edificio plaza.
Proponemos un lugar de recreo, una manera de colonizar el espacio, en realidad, muchas, tantas como formas de socialización existan, tantas como usos y actividades existan, simultanear distintas actividades, leer bajo un árbol, pasear entre pinos, jugar al escondite…
Frente a la construcción de otro bloque más en el paisaje de Las Tablas, proponemos que el nuevo centro cultural ocupe el espacio bajo rasante del solar y así dejar la superficie libre, para que surja la vida. Ahora, el juego ocupa la totalidad de la parcela. Hacer desaparecer el edificio de este lugar, llevarlo a otra parte…
De esta manera, la plaza de el nuevo centro cultural se convierte en una quinta fachada para sus bloques contiguos pudiendo ser recorrido desde cualquier punto; un edificio que se mantiene activo a pesar de que el centro social esté cerrado.
Bajo rasante construimos 33 habitaciones organizadas en un solo nivel, asegurando una continuidad espacial. La disposición de las habitaciones de proporciones rectangulares queda determinada según la relación entre cada espacio, como una especie de puzzle. Cada una de las habitaciones tiene su propia función y entre ellas se combinan según su posición relativa en el conjunto.
Finalmente, estas habitaciones están atravesadas por grandes perforaciones que las iluminan y ventilan el centro, construyendo a su vez, el paisaje de la cubierta, un paisaje interior que a veces es exterior y viceversa. Estas perforaciones actúan como elementos de conexión entre los niveles superior (urbano) e inferior (centro cultural).
Una superficie que es una topografía activa, adecuada para una amplia variedad de programas permitiendo con un elevado grado de flexibilidad