Hay otros mundos, pero están en este, Paul Éluard.
Las utopías, como todos sabemos, son emplazamientos sin lugar real. Ya sean bajo la idea de la sociedad misma perfeccionada o como reverso de la sociedad, todas las utopías son espacios fundamental y esencialmente irreales.
Frente a la utopía, proponemos una Gran Vía como heterotopía, si entendemos como tal aquellos otros lugares, reales y efectivos, configurados por la sociedad como lugares de reubicación tan permanentes como transitorios. Estos lugares obedecen inevitablemente a la lógica inclusión/exclusión en un orden transformado. En nuestro nuevo subsistema funcional la inclusión de dos mundos hasta ahora incompatibles (peatón/vehículo) se produce a partir de la exclusión de otro subsistema (distintas velocidades/distintos tipos de energía cinética), para dar lugar a un nuevo movimiento de velocidad constante para cualquier tipo de usuario.
Nuestra heterotopía se constituye como otra realidad, disparatada aparentemente, que se mueve entre el polo compensatorio y la ilusión, con su dosis de irrealidad y surrealismo, pero absolutamente real si abandonamos definitivamente el siglo XX en todos sus aspectos y nos zambullimos en el XXI: imagen de una cinta transportadora de dos sentidos que transcurre de Plaza de España a la intersección de Gran Vía con Alcalá.
En las heterotopías se transita entre el aburrimiento y el entretenimiento, como aquel estado en que se descubre con lo que uno podría ocuparse, y cuanto más se aburre más ganas tiene de ocuparse, en un proceso que acaba mágicamente por identificar ambas situaciones.
Estamos en la época de lo simultáneo, estamos en la época de la yuxtaposición, en la época de lo próximo y lo lejano, de lo uno al lado de lo otro, de lo disperso. Estamos en un momento en que el mundo se experimenta menos como una gran vida que se desarrolla a través del tiempo que como una red que une puntos y se entreteje: ancianos con o sin andador, coches, niños, autobuses, bicicletas, sillas de personas con movilidad reducida, motos, padres con portabebés, carros de la compra, orquestas, autoridades, manifestaciones… tejen una alfombra que se mueve siempre, las veinticuatro horas, trescientos sesenta y cinco días al año porque esa es su condición a la vez que su esencia.
Las heterotopías suelen estar asociadas a cortes del tiempo; es decir, que operan sobre heterocronías. La heterotopía empieza a funcionar plenamente cuando los hombres se encuentran en una especie de ruptura absoluta con su tiempo tradicional. La duración del trayecto total es de 19 minutos. El tiempo ya no es tuyo: la ciudad te mueve, como el flujo sanguíneo a una velocidad constante de 4.6 kilómetros por hora.
De forma general, en una sociedad como la nuestra, heterotopía y heterocronía se organizan y se ordenan de una manera relativamente compleja. Además, las heterotopías suponen siempre un sistema de apertura y uno de cierre que, a la vez, las aíslan y las vuelven penetrables. En general, para acceder a un emplazamiento heterotópico hay que someterse a ritos y a purificaciones. El funcionamiento de esta gran cinta no es complejo. Es sencillo y perfecto, basado en el control de el acceso y la salida (apagar y encender motores, respectivamente) temporizados por la regulación del tráfico mecánica y la decisión de anular cualquier posible incorporación o abandono de la cinta durante su recorrido por elementos no humanos.
Finalmente, la última característica de las heterotopías es que cumplen, respecto al espacio restante, una función. Ésta se despliega entre dos polos extremos. O bien tienen por rol crear un espacio de ilusión que denuncia como más ilusorio todavía todo el espacio real, todos los emplazamientos en el interior de los cuales la vida humana está compartimentada; o bien, por el contrario, crean otro espacio real, tan perfecto, tan meticuloso, tan bien ordenado, que evidencia lo desordenado y mal administrado del otro lugares. En nuestro caso, nuestra propuesta de cinta mecánica crea un paréntesis, una heterotovía caracterizada por ser limpia (sin humos ni contaminación, al no haber motores), sin ruidos, sin accidentes, que conecta dos puntos de Madrid a la vez que permite el aburrimiento colectivo y heterogéneo necesario para disfrutar nuestro mejor escenario urbano en Madrid.
Descripción técnica de la propuesta
Datos de partida
Longitud 1316metros
Orientación sureste (Calle de Alcalá) a noroeste (Plaza de España)
Ancho de calzada variable 25-35 metros/ dos sentidos, mínimo tres carriles.
Cálculos preliminares
Duración de un semáforo Ts=96 segundos
Velocidad de un peatón, niño o anciano 4 kilómetros / hora
Espacio recorrido por segundo S=4000m/3600sg=1.11m/sg
Distancia recorrida de la cinta en 96s D= 96 sg x 1.11m/sg= 106,56 m
Longitud coche medio =5 m
Capacidad coches en 106,56m Qc = 106,56m/5m= 21,31 coches= 20 coches
Capadidad total CT=20 coches x 3 carriles= 60 coches
En 90sg m se recorren 100 metros.
Tiempo total recorrido Gran Vía.
Longitud 1316m TT 1316m/1.11m/sg=1185,58sg=19,75 min
Hipótesis de funcionamiento
ɸe= ɸs
Flujo entrada/1min40sg (96sg+45sg)=Flujo salida/1min40sg (96sg+45sg)
ɸ cada 1min40sg=120 vehículos
Cada 1min40sg entran/salen 120 vehículos
Flujo entrada (Plaza de España)_30 coches + (Calle Alcalá)_ 30 coches =60 coches
Flujo salida (Plaza de España)_30 coches + (Calle Alcalá)_ 30 coches =60 coches
Flujo total entrada/salida ɸT=120 vehículos
Vc= 4km/h Ts=96 segundos S=4000m/3600sg=1.11m/sg D= 96 sg x 1.11m/sg= 106,56 m Qc = 106,56m/5m= 21,31 coches= 20 coches CT=20 coches x 3 carriles= 60 coches TT=1316m/1.11m/sg=1185,58sg=19,75 min Intensidad Media Diaria
CAPACIDADES MÁXIMAS
ɸe= ɸs ɸe= 30+30=60 vehículos ɸs= 30+30=60 vehículos ɸ cada 1min40sg=120 vehículos.