La propuesta aborda las tres escalas de acercamiento inherentes a un enunciado residencial: la urbana, la de la agrupación edificatoria y la de la unidad habitacional.
La propuesta y la ciudad
El primer acercamiento se caracteriza por una mirada diferente atendiendo a la relación entre el volumen construido y el espacio libre urbano, tanto desde el punto de vista cualitativo como desde aspectos ligados al paisaje urbano en todas sus acepciones. La imagen que desencadena el proyecto es la de un espacio donde han “caído” dos piezas arquitectónicas de diferentes formas cuya condición común es una presencia propia que busca su protagonismo desde la visión del satélite, pero intenta escapar de percepciones/perspectivas largas para el ciudadano, que accede a ellos con un cierto carácter de sorpresa.
La propuesta y el conjunto edificatorio
Respecto a las dos piezas de edificación, forman un conjunto –podríamos decir orgánico – con una piel que intenta alejarse del concepto de fachada para funcionar como el aspecto exterior de un sistema complejo que se adivina en funcionamiento en el interior.
Los dos volúmenes comparten por tanto un sistema arquitectónico que ha de leerse simultáneamente en planta y en sección para ser comprendido. Con un diseño que parte de la diversidad de los modos de vida de los usuarios, de los tipos de vivienda, de la luz solar, y de otras consideraciones, el esquema común de cada sólido responde a un núcleo de vida colectiva en distintos niveles, agujereado tanto vertical como horizontalmente para permitir la iluminación natural, albergar núcleos de comunicación y asomarse al espacio público, respectivamente.
Con una estructura aparentemente compleja que no se genera como una superposición de plantas idénticas, solamente la estructura tridimensional en base a crujías de 3.30 metros es un parámetro constante. Distintos contenedores de altura variable se alejan o se acercan al núcleo central, a la vez que llegan al límite de la envolvente en el Norte o se retranquean en el Sur, mientras son capaces de generar distintos tipos de viviendas compatibles entre sí gracias al cinturón de equipamientos e instalaciones que recorre serpenteando el conjunto perimetralmente a la directriz de cada contenedor.
Los descansillos, pasillos, patios y otros espacios sin nombre resultado de esta diversidad generan distintos espacios de convivencia, cubiertos o no, de geometrías donde los usuarios pueden desarrollar su vida de formas no previstas por los arquitectos, siendo responsables de la negociación colectiva que garantice la compatibilidad de usos, seguramente sorprendentes.
La perfectibilidad, la flexibilidad y, sobre todo, la retirada a tiempo del profesional, son las condiciones de partida para nuevas formas de vida que se alejan del concepto propiedad pública/privada y estimulan espacios-tiempos diferentes.
La propuesta y las unidades de habitación
No somos dioses y convendría reconocerlo públicamente. Poco podemos –desde nuestro punto de vista– aportar a la vivienda que no haya sido dicho con anterioridad por otros colegas.
Tras esta aclaración y asumiendo las condiciones estructurales y geométricas de las dos escalas anteriores, las posibilidades de elección son bastante escasas: las unidades de habitación se proyectan desde un carácter de espacios disponibles inacabados cuyo tipo responde a la apropiación más descarada de las mejores soluciones tipológicas de los últimos años. Buscar modelos innovadores arrastra a una frustración profesional y a un usuario insatisfecho. Ni hay usuarios tipo ni tipología perfecta. Hay determinados tipos de vivienda que funcionan bien en condiciones específicas para tiempos singulares de usuarios concretos.
Apropiémonos pues las mejores soluciones particulares que han funcionado en la realidad física y virtual de nuestro imaginario y garanticemos la mejor vivienda para el que no tiene todas las capacidades, motoras, sensibles, para el joven, la anciana, la familia, la pareja de gays, los estudiantes inmigrantes y nosotros mismos –que somos bastantes raros-.
¿Dónde vives?
Vivo en la casa que necesito; cómo y con quien ahora quiero; charlando a veces con los viejos del quinto, en la barbacoa los findes con las del segundo; corriendo con mi perro en un oasis que me envuelve desde donde veo la luna de la ciudad en la que quiero morir.